viernes, 9 de noviembre de 2007

Breve historia del hambre

La tribu humana invadió
la cueva del lobo;
lo hizo de noche,
con las estrellas a cuestas,
con su hambre a cuestas,
con su nunca, su siempre y todavía;
aún duele el todavía de la cueva,
esa negra mariposa en las entrañas,
el paso al costado de la sombra;
mechón de tiempo
en las luces del alba,
confusión de pupilas
y el silencio.
El hambre humana es la única con historia.
Estuvo antes.
Vino de noche a la cueva humana;
nació en el vientre de los niños
y allí quedó, para siempre.
Así comenzó su historia,
que luego nadie quiso contar;
un capítulo aparte,
guardado bajo llave de hielo;
tálamos de huesos vigilan
ese bosque sin aire,
en la noche viuda que espera
por los ojos ausentes.
-Bendito sea el fruto de tu vientre, Miseria,
madre del hambre invisible
que trajo el lobo a la ciudad.
(Una ciudad que recién comenzaba,
con sus martillos en el aire,
el peine, el espejo y los cabellos;
el horror en el lecho, donde crecía
el odio de la esposa infiel
y el ardor doméstico).
Con su plaza mayor y sus calles de barro,
su iglesia, el atrio y los sombreros;
y también la campana.
Luego la plaza de la horca,
que era un sitio muy popular
y el verdugo muy aplaudido,
pues su nunca olvidaba su papel,
sin mencionar la hoguera
y el rezo de las llamas,
adorando el terror.
La función no tenía horario
salvo los siglos.
El hambre ya merodeaba en las afueras.

(Autor: desconocido, agradecería datos al respecto)