lunes, 23 de julio de 2007

La teoría del complot

Recientemente leí un artículo sobre la teoría del complot. Éste decía que el a veces llamado razonamiento "acontecimiento importante-causa importante" es el proceso mental que contribuye a creer en estas teorías. La gente a menudo asume que un hecho con consecuencias significativas tiene que haber sido causado por algo también significativo. Acontecimientos importantes con causas menores o mundanas...()... nos enfrentan con una relación caótica e impredecible entre causa y efecto. La inestabilidad nos incomoda, preferimos imaginar que vivimos en un mundo seguro y predecible.

Refresco este artículo porque venía pensando en que las conspiraciones, son creencias, cuestiones de fe, y somos tan proclives a este pensamiento, que la fe misma viene asociada a una conspiración fundamental en el pensamiento humano, la existencia de Dios.

Personalmente no soy del tipo de personas que enarbola una bandera en contra de la Iglesia o la religión, y considero es una moda actual hacerlo, por lo que por lo general descreo la palabra de quien lo hace. "Milité" por un tiempo en las filas del catolicismo, pero así como la existencia de Dios es una cuestión de fe, para mi cualquier tipo de acción esta sujetada a los sentimientos, y mas allá de "creer" (o creer que creía en Dios), lo cierto es que nunca estuve convencido desde el corazón, y los argumentos de la razón me fueron siempre más fuertes.

¿A qué viene todo esto? Uno de los argumentos por los que dejé de lado la creencia de la existencia de Dios, fue porque consideré que esta creencia es producto de la teoría conspirativa más importante a la que nos sometemos. Existen muchos puntos de vista a éste tema. Psicológicamente se sabe que al niño le causa muchos trastornos ser huerfano. No podríamos soportar la idea de que somos hijos huerfanos de una "affaire casual" de la Naturaleza, o cualquiera explicación que nos haya traído a éste Universo. Somos fanáticos de el pensamiento lógico antes mencionado, por lo que nos parece imposible pensar de que no somos una creación intencional de un ser superior a nosotros. Además, el ser humano por lo general, a pesar de vivir en sociedad, siente una infinita soledad, por lo que así como de niño crea a su amigo invisible, de grande crea a su padre invisible, ése que le elimina su soledad, que es omnipresente y lo acompaña siempre y en todo lugar.

Se puede seguir deshilachando fundamentos o razones por la cual la existencia de Dios es una creación del ser humano, y no al revés. Aunque hasta la falta de creatividad del ser humano a veces delata la autoría de su invento, al decir que Dios nos creó a su imagen y semejanza cuando en realidad somos nosotros los que ausentes de imaginación lo creamos igual a el único ser inteligente que conocemos, el ser humano. Aca no solo entra la falta de creatividad del invento, si no la necesidad de tener un padre que debe ser parecido al menos a nosotros como las semejanzas físicas que se dán normalmente entre padre e hijo.

Me parece que en definitiva, como ya mencioné, nos resulta imposible pensar que una creación tan imponente como el Universo sea producto de la casualidad, o al menos de alguien que no sea inteligente e igual a nosotros.
No creo que este texto tenga el poder científico para afirmar con certeza la inexistencia de Dios. Considero que no hay razones a priori para afirmar que existe Dios, así como tampoco hay razones para sostener su inexistencia, yo solo trato de buscar las razones por la cual la gente cree en Dios.

De todas maneras, no considero que la Iglesia sea necesariamente mala, al contrario, la función social implícita es importantísima para el mantenimiento del orden. En cierta manera nos eleva un escalón y nos prohibe avanzar. Nos sube un escalón en la medida en que establece reglas de vida, que son también reglas de convivencia en sociedad, con una pena inapelable y perpetua. Esto nos permite diferenciarnos de los animales y reprimir nuestros instintos naturales. Por otro lado nos pone un techo, en la medida de que no nos permite salir de la doctrina ni cuestionarla, y nos somete a un pensamiento de creencias en historias que rozan peligrosamente la fantasía... y después se preguntan porque la gente cree en los dragones.